Con el fin de dar unas pláticas de ejercicios espirituales para sacerdotes sobre la Eucaristía, ya que nos encontrábamos en el «Año de la Eucaristía», se nos ocurrió recorrer las líneas-fuerza del Tratado homónimo de Santo Tomás en la Suma Teológica y otras obras. Fue una especie de incursión transversal en las cuestiones eucarísticas, once en total, que constituyen como las nervaduras góticas de la «catedral» de la Suma en el tema.
Seleccioné diversos términos teológicos con el motor de búsqueda de la computadora en dicho Tratado en latín, buscando las palabras según el tema que quise ir desarrollando, para ver el uso de estos términos en el Santo Doctor. Posteriormente me animaron a escribir este pequeño libro. Estimo que lo más nuclear está en los capítulos VII, IX y XIV. Tal vez, en otra edición, ampliaría el trabajo con otros términos.
Acepto de antemano cualquier corrección que quiera hacerme la Iglesia, teniendo en cuenta el preclaro ejemplo del Aquinate en el monasterio de Fossanova: «El Abad Teobaldo le llevó la comunión. Antes de recibirla, dijo en presencia de “toda la comunidad de monjes y de muchos dominicos y frailes menores” muchas “cosas hermosas” referentes a su firme creencia en la presencia real y en particular esto: “Yo
he enseñado y escrito mucho sobre este Santísimo Cuerpo y sobre los otros sacramentos, según mi fe en Cristo y en la Santa Iglesia Romana, a cuyo juicio yo someto toda mi enseñanza”».
Esta obra quiere ser, además, un reconocimiento al Angélico, también llamado «Doctor Eucarístico», y al Concilio Vaticano II, que hace 40 años, el 28 de octubre de 1965, por proclamación solemne de S.S. Pablo VI promulgaba el decreto Optatam totius, sobre la formación sacerdotal, y la declaración Gravissimum educationis, sobre la educación cristiana de la juventud, constituyéndose así en el primer Concilio Ecuménico en recomendar nominatim a un teólogo, Santo Tomás de Aquino, invitándonos a ponernos «bajo su magisterio».
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