El Padre ha sido el centro de la predicación de Jesús, a quien Aquél llama, “mi Hijo, el Amado”. ¿Lo hemos comprendido así todos los cristianos? ¿Hemos entendido el mensaje de Jesucristo? ¡Podemos dudarlo! ¡Pero no nos extrañemos al vernos rodeados de huérfanos hueros y de resentidos con la vida!
He aquí, pues, el sencillo objetivo de estas pocas páginas que siguen: tratar de presentar algunos de los textos en que Jesús nos descubre su pensamiento sobre el Padre celestial. Sólo presentaré los principales pasajes de los evangelios en los que Jesús habla de su Padre, dejando de lado, salvo excepciones, los riquísimos textos de los demás escritos del Nuevo Testamento.
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