Uno de los momentos cruciales en que la inteligencia o la voluntad de gran parte de estos jóvenes entró en crisis, fue su contacto con la universidad. Los estudios universitarios a nivel mundial adolecen de espantosas lagunas; la principal de ellas es la falta de cultivo del espíritu; dicho en otras palabras: las universidades de nuestro tiempo, con honrosas pero reducidas excepciones, forman materialistas desde el materialismo más craso; moldean hombres y mujeres que salen de sus cátedras ya derrotados en las batallas del espíritu.
La causa no es simplemente la ineptitud para enseñar las materias más importantes que debe cultivar todo ser inteligente (la filosofía y la misma teología, como se hace en muchas universidades anglosajonas, que tienen, por supuesto, otros problemas) sino la positiva destrucción –planeada siniestramente– de todo ideal religioso, espiritual y filosófico de las mentes de los jóvenes que inocentemente (o sin tanta inocencia) caen en las manos de profesionales deformadores. Desde hace varias décadas el mismo fenómeno se puede constatar en la enseñanza media
Las páginas que encontrarán a continuación no son más que una “introducción” a los grandes problemas de la vida: Dios, el alma, la ciencia, la religión, la verdad, etc. Ya es un logro que estos temas sean un “problema” para un hombre. Mientras tengan ese carácter exigirán que la inteligencia los piense, y para eso tenemos precisamente nuestra mente. Confiamos plenamente en el poder de la inteligencia humana para alcanzar la verdad; por eso, no son los que se cuestionan las grandes cosas, quienes terminarán pensando mal, sino quienes se nieguen a pensar y a discutir. De la verdad puede decirse algo semejante a lo que Jesús dijo del cielo: sólo se entrega a los que luchan por ella.
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