GOBERNAR PARA LAS FAMILIAS
A lo largo de Gobernar para las Familias, de los distintitos términos e ideas fundamentales que emergen en su lectura, sin duda, sobresale el concepto de desarrollo.
El magisterio social de la Iglesia lo ha tratado en distintas encíclicas que son citadas por el autor, por ejemplo:
«La prosperidad económicas de un pueblo, más que de la masa total de bienes y servicios de que dispone, depende de la justa distribución de los mismos, es decir, de que todos encuentren en la sociedad la forma de desarrollo y perfeccionamiento personal»
Mater et magistra, SS Juan XXIII
El tomar la cuestión del desarrollo no queda solamente en la teoría, sino que es relacionada con dos realidades concretas como la ruralidad y el municipio: «hasta no hace mucho tiempo, se concebía a la ruralidad como un lejano hito en el comienzo del proceso del desarrollo. Nuestros abuelos y bisabuelos habían tenido que ver con el campo, más que nosotros. Ahora, al comienzo de la era post industrial, nos damos cuenta de que la ruralidad también se encuentra como término y culminación del desarrollo. La naturaleza se relaciona fuertemente con la calidad de vida, con la salud, con la alimentación natural, con la expansión deportiva y cultural»
«El gobierno Municipal, principal gestor del Desarrollo Local, tiene por función conducir…» «Esa comunidad local requiere de la acción política del Gobierno local legítimo, con capacidad de promover el Proyecto común, que involucre a todas las familias y las sociedades intermedias que ellas generan»
Si existe una visión clara sobre un gobierno que busca centrar sus políticas en la familia, también debe considerar la cuestión del desarrollo para lograr la finalidad.
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