Las siguientes meditaciones apuntan a forjarse una idea adecuada de Dios Padre. Comienzan con algunas meditaciones sobre Dios en general, luego sobre la Santísima Trinidad y finalmente se ofrecen algunos puntos para meditar algunas verdades sobre Dios Padre, la Providencia, el Santo Abandono y la permisión del mal y del dolor.
Estas son algunas meditaciones posibles; pueden prepararse muchísimas más tomando los textos bíblicos que hablan de la paternidad divina. Sugiero que cada uno adapte las siguientes, en la medida en que le sean útiles, según su propio provecho espiritual.
Estas meditaciones deberían ser completadas con algunas meditaciones sobre uno mismo y sobre el prójimo, pues estos tres conceptos (la idea de Dios —en particular de Dios Padre—, la idea de mí mismo y la idea del prójimo) están íntimamente relacionadas y el deterioro de alguna de ellas (como se da, por ejemplo, en quienes tienen una idea tergiversada de sí mismos: menosprecio exagerado, falta de sentido de la propia vida, complejo de inferioridad, etc.) repercute necesariamente deteriorando el concepto de la Paternidad divina y el del valor verdadero del prójimo.
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